Dos vecinos charlan en el rellano de la escalera y Orejilla,
cumpliendo con su deber, ”graba” la conversación, que resulta muy interesante.
Uno de ellos, que lleva un mes escaso en la urbanización,
pregunta a un veterano sobre las peculiaridades del gobierno vecinal.
― ¿Quién gobierna nuestra comunidad?
― Un solo vecino: el presidente. La Junta de Gobierno, formada por los presidentes de bloque, está para ayudarle y fiscalizarle, pero NO TIENE competencia legal. También le ayuda un administrador profesional, que cobra sus honorarios correspondientes.
― Entonces ¿el presidente puede gobernar de forma autocrática?
― Sí. “Cualquier cosa que pueda ir mal, saldrá mal”. (Murphy). Y alguna vez nos ha salido muy mal, no hace mucho tiempo...
― ¿Cómo se recluta al Presidente?
― De dos maneras, como en la vieja
mili: “voluntarios, un paso al frente”. Y si no, por turno.
― Pero un presidente “forzoso” sentirá el cargo como un castigo y tratará de escaquearse lo más posible ¿No es un peligro?
― Suele ser lo más frecuente; se ocupará poco y dejará hacer al administrador. Entre ambos tratarán de resolver los problemas de la forma más fácil: tapándolos con dinero. Esto atrae a proveedores oportunistas, especialmente en comunidades grandes. Y es dar facilidades a los “comisionistas” que, aunque ahora estén de moda, los ha habido siempre.
― Se ve que es preferible tener un presidente voluntario.
― En teoría sí, pero tiene que ser una persona altruista dispuesta a sacrificarse por la comunidad. Y alguno hemos tenido, pero parece una especie en extinción.
― ¿Hemos tenido o podrían surgir voluntarios con intereses no altruistas?
― ¡Claro! Hay quien se postula para poder llevar a cabo algo que le interesa personalmente, como aquél que puso iluminación en las pistas de tenis y dimitió inmediatamente. O como el que quiso envolver los edificios con un maravilloso revestimiento Porcelanosa que, según él, iba a revalorizar los pisos y volvernos millonarios. Nos dejó por hacer obras por valor de 1,5 millones (según él mismo) y de aquí vienen las derramas por las que me preguntaste antes.
― Y cuando alguien se presenta voluntario a presidente ¿se le acepta sin más?
― Hasta ahora sí. El altruismo se
le ha supuesto al voluntario como el valor al soldado.
― Parece que un presidente voluntario puede resultar mucho mejor pero también mucho peor ¿Cómo podríamos prever si el voluntario lo es por altruismo o no?
― Necesitaríamos la sabiduría de Salomón. Pero al menos se debería confiar un poco en nuestra intuición femenina y votar la aceptación del voluntario; siempre una estimación es mejor que ninguna. Además, los vecinos antiguos (y muchos lo somos) tenemos opiniones unos de otros. Y de los nuevos se puede encontrar información en Internet Personalmente creo que el propio voluntario debería pedir que se votara su aceptación.
― También gobierna el Administrador. ¿Cuál es su papel, qué podemos exigirle?
― Eso te lo cuento mañana, que me está esperando el peluquero.
Orejilla trajo la grabación y quedó a la espera de volver a pillar a estos dos si el tema suscita suficiente interés entre los vecinos.
Información elaborada por Rafael Fernández y José Mª Castillo
Si algún vecino quiere formular preguntas, puede enviarlas a preguntas.rosas@gmail.com.
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