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TRAS EL CALOR, MANOS A LA OBRA
Desde que, a principios de siglo, llegué a la urbanización con mi mujer y cuatro muebles, me sorprendió la armonía que se respiraba. Los vecinos se ayudaban, recogían los paquetes del ausente e incluso se saludaban por la escalera. Los niños, esas criaturas entrañables, se educaban en paz y alegría, aunque ciertos cascarrabias se quejaran de algún que otro pelotazo. Aquí crecieron mis hijos, que hoy son dos hombretones de provecho, como muchos de sus amigos de la “urba”.
Las cosas han cambiado (a peor naturalmente) y puede decirse que ahora la moda es la derrama.
Hemos atravesado una mala época, sin citar personas o actuaciones en particular y esperamos y deseamos que, pasada la ola de calor, los supervIvientes empecemos a ocuparnos de las incidencias que puedan surgir, dejando atrás esa indiferencia por los asuntos comunales que tan cara nos ha podido costar.
Nace este modesto medio de comunicación con la intención de servir de muro en el que colgar iniciativas, propuestas, debates y todo lo que se nos ocurra sin salirnos de la buena educación que caracteriza al colectivo y siempre buscando mejorar nuestra "tribu".
Mi primera comunidad
ResponderEliminarSeñales son del jüicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más
otros por carta de menos.
Lope de Vega
Estábamos todos recién llegados a la urba; debía de ser el año 1984. Jesús Félix mostró sus dotes de liderazgo proponiendo la instalación de antenas parabólicas en nuestra torre 48. Celebramos una reunión y alcanzamos un acuerdo en minutos. Pero ya que estábamos, la conversación derivó hacia...
Empezó la abogada gordita y feliz contándonos cómo accedía ella a la autopista por la mañana. Lo hacía por una entrada con stop que entonces había junto a la ermita. Su originalidad consistía en subirse a la acera para adelantar la cola de coches que esperaban turno. Otro vecino nos ofreció su técnica: entrar por la salida. Finalmente, el médico joven contó que a él le había sancionado la guardia civil por hacer eso mismo; y desde entonces entraba por la salida pero ¡marcha atrás!
Sus comportamientos eran reprobables pero lo verdaderamente escandaloso era que presumieran de ellos. Aquel día me di cuenta de que los vecinos podemos parecer semejantes pero no lo somos; la arquitectura cerebral debe de variar. (Faltaban todavía 10 años para que Daniel Goleman nos hablara de inteligencia emocional.)
Sigo pensando que somos una comunidad homogenea en cuanto al nivel cultural medio y tambien, porque todos los pisos tienen unas características similares, menos los bajos, que a su vez, son todos ellos similares también. La urbanización tiene ya 40 años y es lógico que cada vez tengamos que dedicar más dinero al mantenimiento, vigilando que algún presidente y algún administrador, carentes de ética, traten de hacer su su agosto con esas obras, que de
Eliminartodo ha habido.
Por otro lado, tambien los antiguos propietarios somos ahora más viejos y hay muchos más alquilados que al principio. El espiritu de pioneros de los jovenes propietarios primitivos ha ido esfumàndose, pero mi deseo es que mantengamos el espiritu de colaboración y concordia con una clara disposición a trabajar por nuestra urbanización.
Un fuerte abrazo a todos,
Gracias Rafa, por inaugurar el blog con tu didáctico comentario. A ver si se van animando.
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